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domingo, 7 de octubre de 2012

PRIMER REVOCO


Después de hacer varias pruebas, decidimos hacer la primera capa de revoco con una mezcla de arcilla y paja, sin arena. Es una mezcla fácil y entretenida de hacer, no requiere hormigonera, tiene muy buena adherencia, se gana volumen bastante rápido y, al contener gran cantidad de paja, es más aislante que la mayor parte de revocos.

La preparación de la mezcla es laboriosa y requiere una cierta planificación. Como con la mayor parte de revocos de tierra, partimos de la barbotina, que es una masilla de arcilla líquida.
Llenamos una bañera vieja con barbotina un poco espesa, mojamos en ella manojos de paja larga, sin picar, formamos bolas y las almacenamos.



Para almacenarlas hemos fabricado unos cajones de madera, aprovechando los encofrados de las puertas y ventanas. En éstos cajones, protegidos con unas lonas, dejamos las bolas fermentar un par de días, hasta que cambia su textura y se vuelve más plástica, la paja se ablanda y la arcilla pierde el posible exceso de humedad. Sabremos que han fermentado por la diferencia de color, de textura y sobre todo por el olor.







Cuando ya están listas para el revoco las abrimos ligeramente y las aplicamos sobre la pared húmeda. Con unos golpecitos con la palma de la mano y algo de presión las bolas quedan perfectamente adheridas al muro.












Es conveniente aplicarlas de abajo a arriba, para sujetar unas bolas sobre las otras y para conseguir, con un pequeño solape entre cada bola, un “efecto teja” que repela el agua hacia el exterior.

Ésta primera capa de revoco también sirve para acabar de regularizar la superficie del muro y por tanto tiene un espesor variable, de entre 2 y 5 cm aproximadamente.

Durante el proceso de revocar con ésta capa hemos tenido lluvias, cortas pero intensas, y podemos comprobar cómo el agua “lava” la capa más superficial de arcilla, dejando la paja más expuesta. Pero la misma paja ayuda a proteger del agua, expulsándola hacia el exterior del muro.

En la parte superior del domo, algunos sacos todavía no estaban revocados y se empaparon con la lluvia. Se ablandaron, quedando con una textura similar a la plastilina. Los hemos dejado secar unos días y han vuelto a tener la consistencia dura que tenían antes, por lo tanto, éstas lluvias no han supuesto un problema para el superadobe.

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Autor: Álvaro
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